Siempre, siempre, me sorprende esta lista. No suelo puntuar en modo alguno los libros que leo, así que la mecánica para elegirlos es sencilla: releo mi listado de lecturas y me quedo con las que me provocan un pellizco en el estómago al leer su título. Lo hacen por distintas razones, pero como sea, ahí están, provocando algo. Han salido diez, del mismo modo que pudieron ser más o menos. Y el orden es totalmente aleatorio. Pero estos son los títulos que me llevo de 2017.
Dos meses tardé en leer "Hacia rutas salvajes", de Jon Krakauer, que novela el periplo del joven Chris McCandless por los bosques de Atlanta, en busca de una vida más sencilla y menos material. Una lectura muy pausada, poblada de reflexiones y emocionalmente, para mí, muy dura. Aún no he sido capaz de ver la adaptación cinematográfica. Igualmente dura fue la lectura de "Nada se opone a la noche", mi estreno con Delphine de Vigan, donde la autora francesa reconstruye la figura de su madre fallecida recientemente.
Mucho menos amargo fue mi primer encuentro con Shirley Jackson, la gran dama del terror, que me conquistó de pleno con "Siempre hemos vivido en el castillo". Su protagonista, Merrycat, es de las que se quedan con uno para siempre.
Magnífica la prosa de Marcelo Luján en "Subsuelo", un thriller bastante alejado de los cánones, y una de las lecturas más sugestivas de este año. Y bastante poco habitual también la narración del desamor entre Gae y Delia en manos de Margaret Mazzantini en "Nadie se salva solo" , una novela incómoda y difícil de digerir para el que ha pisado el lodazal en el que sus protagonistas se hallan inmersos.
Sorprendentemente, sólo encuentro dos autores españoles en esta lista. El primero es Lorenzo Silva, un autor que lleva años acompañándome y que me sorprendió muy gratamente con "Música para feos", planteando una deliciosa historia de amor muy alejada de las aventuras protagonizadas por Bevilacqua y Chamorro.
El otro autor patrio que me ha conquistado este año ha sido David B. Gil, con una historia ambientada muy lejos de aquí, en el Japón medieval, y que ha sido, para mí, la gran sorpresa de este 2017, enamorándome con un género y una trama que están en las antípodas de mis lecturas habituales: "El guerrero a la sombra del cerezo".
"Casa de verano con piscina" me descubrió la voz narrativa de Herman Koch, un tipo valiente y poco convencional en sus planteamientos. 2018 será, espero, el año de "La cena", su novela más conocida. También espero repetir con Margaret Atwood después del mazazo de "El cuento de la criada", la distopía que la autora escribió allá por los ochenta y que nos pone los pelos de punta, hoy más que nunca. Quizá mi mejor lectura de este año.
Y otro nombre de mujer, en este caso de una autora colombiana, cierra mi lista. El "Delirio" de Laura Restrepo se cuela en este lista a pesar de lo complejo y denso de su lectura, un esfuerzo que merece la pena hacer para desentrañar el mal que aqueja a su protagonista.