“¡Abajo el colejio!” es,
aunque por su título no lo parezca, un clásico de la literatura inglesa editado hace ya tres años por la
editorial Impedimenta. Escrita por Geoffrey Willans e ilustrada por Ronald
Searle, todo en esta pequeña obra respira gamberrismo e ironía, aunque resulta
imprescindible saber ubicarla en su época (1953) para entender su carácter
transgresor.
Nigel Molesworth es el
protagonista y narrador de esta historia. Interno en el Colegio San Custodio,
asistiremos a las gamberradas que Nigel lleva a cabo junto a su amigo Peason.
Entre sus víctimas se hallan con frecuencia Fotherington – tomas (que es un
blandengue y un barbilindo) o su propio hermano Molesworth – 2 (un blandengue
llorica del que reniega con toda su alma).
A través de los ojos de
Nigel, Geoffrey Willans retrata con acierto e ironía a una época marcada por el
final de la guerra y las diferencias sociales, donde se desborda por encima de
todo, en su narración, la necesidad de reírse de todo, del pasado y del futuro.
El azote de Willans no se limita a la vida educativa de los años cincuenta,
sino que alcanza a la política, la religión y la misma historia, aportando una
luminosa y divertidísima visión de ella.
Mi opinión sobre los responsables de
la situación mundial se resume en la siguiente lista:
·
los rusos son unos sirvenguenzas.
·
los americanos son unos tuercevotas.
·
los franceses son unos gandrules.
·
a los alemanes mejor nimentarlos
·
los ingleses son valientes y nobles y los mejores
de todos.
La única forma posible de alcanzar
la Paz es aogarlos a todos en el mar.
Las ilustraciones de
Ronald Searle casan a la perfección con el tono y la narrativa de Willans,
manteniendo el tono mordaz de las letras en sus dibujos.
El único pero que le encontraréis
es que la ortografía del pequeño Molesworth deja bastante que desear, por lo
que el texto está plagado de errores de todo tipo que a veces dificultan un
tanto la lectura. Aún así, las apenas 110 páginas de “¡Abajo el colejio!”
merecen el esfuerzo. Y mención especial se ha ganado también Jon Bilbao con el
trabajo de traducción, que imagino ha debido de ser una tarea realmente ardua,
ya que no sólo debía lidiar con un texto lleno de errores intencionados, sino
que debía mantener el espíritu de la obra.
“¡Abajo el colejio!” es
una lectura perfecta para romper con vuestras lecturas habituales, añadiendo
algo de sal y pimienta y saliendo del área de confort en el que muchos nos
movemos normalmente. Disparatada y gamberra, no estamos ante una novela de
humor, ni una novela ilustrada al uso, sino que es ambas cosas y además, un
estupendo (y ácido) retrato de un país y una época.