Llevo semanas dándole
vueltas a esta reseña, sin saber cómo sentarme a escribir sobre la novela que
hoy os traigo. Porque pocas faltas se le pueden poner a la obra debut de Jordi
Llobregat. “El secreto de Vesalio” tiene todo lo que hay que tener, y me parece
justo que esté funcionando tan bien como lo está haciendo. Sin embargo, debo
reconocer que a mí me ha faltado algo. Supongo que después de meses leyendo
reseñas alabando sus bondades, después de decenas de listas de mejores lecturas
en las que aparecía, cabría decir que las expectativas me jugaron una mala
pasada. Pero no sería justo echarles siempre la culpa a ellas. Creo que aunque
no hubiera sabido nada de ella, me habría quedado con la misma sensación de
falta de plenitud.
La ambientación es, sin
duda, lo mejor de la novela. Ubicada en la Barcelona emergente de finales del
XIX, en las semanas previas a la Exposición Universal, la ciudad se presenta
como una urbe que crece de forma imparable pero en la que conviven luces y
sombras, riqueza y miseria. Un lugar en el que las zonas deprimidas se hunden
en la penumbra al llegar la noche y monstruos legendarios acechan sus calles
mientras al otro lado, en sus zonas iluminadas, la alta sociedad se viste de
gala. Jordi Llobregat retrata a la perfección a la Barcelona que crece y se
moderniza a marchas forzadas, plasmando en sus páginas la que, imagino, debe
haber sido una intensa tarea de documentación. Y lo hace con sutileza y buen
gusto a lo largo de la narración, sin sobrecargar al lector y convirtiendo así
a la ciudad en la protagonista primera de “El secreto de Vesalio”.
Junto a ella, tres
personajes serán los encargados de sustentar la compleja trama de el autor teje
para nosotros. Daniel Amat, que vuelve a Barcelona tras la muerte de su padre.
Allí se reencontrará con su pasado, con la culpa que carga y con la que fue su
amor de juventud. Un personaje con el que no he conseguido conectar demasiado,
que me ha parecido solvente pero algo falto de carácter. Junto a él, Bernat
Fleixa, reportero del Correo de Barcelona, que se nos presenta como un tipo
falto de escrúpulos pero que acabará siendo, al menos en mi caso, el alma de la
historia. Y finalmente Pau Gilbert, estudiante de medicina que también guarda
sus secretos y cuya trama me ha resultado interesante pero quizá, demasiado
inverosímil. Juntos habrán de dar con un manuscrito anatómico que puede cambiar
el curso de la medicina y de la historia.
“El secreto de Vesalio”
me ha resultado francamente una lectura entretenida y magníficamente
ambientada, aunque he echado de menos algo más de carácter en su personaje
principal y en la que, si algo me ha faltado, ha sido quizá esa conexión
especial que uno logra a veces con ciertas historias y que esperaba encontrar
aquí. A pesar de no haberlo hecho, no dejaría de recomendarla a cualquiera que
pretenda pasar un rato agradable y que frecuente el género negro. Le seguiremos
la pista al autor, estoy segura de que merece la pena.