Martyrium. Del griego martyrion,
lugar que da testimonio de la fe cristiana.
Y sin embargo, no está
Dios en esta ciudad de Roma que Nieves Abarca y Vicente Garrido construyen para
el lector de su segunda novela. Sobre las hermosas cúpulas, sobres las cruces
que pueblan la capital, flotan la depravación y la maldad. Bajo el luminoso
carnaval no hay más que callejones oscuros y máscaras que amparan monstruos e
inocentes, haciéndoles iguales.
En “Martyrium” nos
reencontramos con la inspectora Valentina Negro, ahora en misión extraoficial
para ayudar a su amiga Rebeca de Palacios, cuya hija ha sido secuestrada en
Roma para someter a chantaje a la magistrada. Allí, el camino de nuestra
heroína se cruzará también con el de “Il Mostro”, un asesino en serie que ha
conmocionado a la población romana.
“Martyrium” conserva las
peculiaridades de su predecesora “Crímenes exquisitos”: una violencia brutal,
desnuda; sexo sin edulcorantes; una galería amplísima de personajes bien
trazados y un ritmo vertiginoso que aquí empieza ya en el prólogo. Todo ello
narrado con un lenguaje casi invisible, la palabra al servicio de la historia.
Aún así, se percibe un estilo electrizante, pegadizo, ágil. Los diálogos suenan
reales, con lo difícil que eso es. Las descripciones son ajustadas, aportan
consistencia a la ambientación pero no se entretienen los autores en la belleza
de la ciudad. Y a pesar de ello, consiguen sumergirte en la capital italiana
más allá del Coliseo y la Fontana di Trevi, invitándonos a un recorrido por las
pequeñas iglesias pobladas de lóbregas criptas y subterráneos.
Dos pilares fundamentales
sostienen la novela: su trama y sus personajes. La historia puede resultar
retorcida, algo inverosímil en ocasiones, pero te mantiene pegado a las
páginas. Sin tregua. Y además, está bien armada. Los capítulos, breves,
dinámicos, van entretejiendo una trama compleja y densa, urdida a cuatro manos
y dos mentes, doblemente endiablada. Embutidos en ella, una coral de personajes
algo arquetípicos pero muy bien esbozados. Es sorprendente cómo los secundarios
se describen en muy pocas líneas, sin dedicar demasiado tiempo a ello, pero
consiguiendo que sean muy resultones y creíbles.
Si tuviera que ponerle
algún pero, probablemente sería el epílogo. Entiendo su necesidad para poder
dar pie a la tercera parte de la saga, “El hombre de la máscara de espejos”. Pero
no me pareció que estuviese a la altura del resto de la novela, resultándome
algo precipitado e inverosímil. También eché de menos algo más de la relación
Valentina – Sanjuán, cuya dinámica se echa de menos a lo largo de la novela
(¡tardan tanto en encontrarse que no me quedaban uñas!) y luego parece ocurrir
algo entre ellos que permanece ajeno al lector y que quizá nos habría gustado
leer.
“Martyrium” es una
lectura obligada para los que disfrutáis de la novela negra y el thriller, es
ésa novela que Dan Brown aún está intentando escribir. Brutal, arriesgada,
contundente. Pura evasión, bien escrita, bien llevada, sin respiro para el
lector.