Hubo en tiempo en el que
le dabas una patada a una piedra, y aparecía debajo una novela de Dan Brown.
Tras aquella, llegó otra época en la que era tarea imposible encontrar un libro
que no estuviera protagonizado por algún avezado investigador enredado en una
trama imposible con la Santa Madre Iglesia. Por aquel entonces yo eran joven e
ingenua. Acababa de descubrir que había sitios con muchos más libros de los que
cabían en la pequeña librería del pueblo del que acababa de salir. ¿He dicho ya
que era joven e ingenua? Me metí entre pecho y espalda decenas de títulos por
el estilo, hasta que los masones se me salieron por las orejas. Acabé tan
empachada que me juré que nunca más volvería a pecar. Pero llegó Carrisi…
Me resistí bastante, lo
reconozco. Pero caí. La culpa la tuvieron el montón de reseñas que salieron
tras la publicación de su última novela, “El cazador de la oscuridad”. Me
dejaron con tantas ganas que decidí darle una oportunidad a la saga
protagonizada por Marcus, el sacerdote capaz de ver en las tinieblas. Y así me
hice con el primer libro de lo que será, dicen por ahí, una pentalogía. Ahí,
por la puerta grande. Para colmo de males, me ha encantado y tendré que seguir
leyendo.
“El tribunal de las
almas” es un thriller hipnótico, que te atrapa desde las primeras páginas y que
te deja sin resuello a base de giros imposibles. Cuando crees que has
comprendido algo, Carrisi se saca un as de la manga que no habrías visto venir ni
en un millón de años. El mérito es todo del autor, que como buen narrador que
es, dosifica la acción y la intriga con tino, manejando a la perfección los
tiempos y la tensión, creando una sensación de tensión constante de la que es
difícil escapar. Literalmente cuesta cerrar el libro, desconectar y ponerse a
otra cosa. Uno sólo quiere seguir leyendo y que lo dejen en paz.
El otro gran acierto de
Carrisi es el desarrollo de sus personajes, no sólo de sus protagonistas, sino
también del resto. Me ha gustado especialmente la figura del enigmático
Clemente, que dirige las acciones de un Marcus desorientado y amnésico, y la
del misterioso agente de la Interpol al que me encantaría volver a ver en el
futuro. Carrisi construye con solvencia unos personajes complejos que se mueven
entre la sombra y la luz, que tienen sus bondades y demonios. Ahonda en la
psicología del mal, en su origen y en la forma en que el ser humano es capaz de
realizar las hazañas más loables o de cometer los crímenes más atroces. ¿Está
el mal dentro de nosotros, forma parte de nuestra naturaleza? ¿El asesino nace
o se hace?
El encuadre de la
historia mejora aún más el conjunto. La ciudad de Roma se dibuja como un lugar
sombrío, lleno de misterios y leyendas, poblado de rincones de insólita belleza
que esconden significados ocultos y mucho menos agradables. Me ha encantado
visitar la ciudad de la mano de Carrisi.
A resumidas cuentas, un
thriller de obligada lectura para los amantes del género, bien escrito, bien
documentado y con unos personajes de los que se quedan con uno hasta mucho
después de haber cerrado sus páginas.