Con un estilo sencillo y muy visual, Juan Tejerina crea una ambientación que se dibuja prácticamente sola, sin necesidad de largas y complejas explicaciones acerca del orden social de Savarish; y una trama de asesinatos que harán de perfecto caldo para la cocción de unos personajes que son el punto fuerte de la novela. Aldreth es un buen protagonista, algo alejado de las convenciones del género, menos heroico y más terrenal. Pero son los secundarios, ese terreno en el que se abonan los buenos escritores, donde el autor crea lo mejor de esta historia. Un enano guerrero, huraño y borracho, y un mago permanentemente cabreado acompañarán al joven asesino en sus pesquisas.
No es una novela redonda, sino una primera novela, y eso se tiene que notar. A ratos da la sensación de que el autor se esfuerza demasiado en su prosa (es una sensación que siempre tengo con los escritores noveles) pero es cuando ésta se relaja cuando la narración fluye mejor. Es cierto también que volvemos a hablar de una trilogía, lo que obliga al autor a no profundizar en los personajes todo lo que el lector quisiera, por lo que al final, puede quedar la sensación de que algunos de ellos (el protagonista en especial) quedan más planos de lo que debieran. La trama de asesinatos, que se cierra en este primer volumen, deja la sensación de no ser más que una excusa sencilla para poner las piezas sobre el tablero y abonar el terreno para las siguientes entregas.
A fin de cuentas, un debut muy interesante y una lectura más que agradable para aquellos que disfrutan de la novela fantástica y también para los que no son habituales del género, ya que el autor, aún manteniéndose fiel a él, introduce elementos a los que no estamos tan acostumbrados, convirtiendo "Los ojos del cuervo" en una novela menos rígida y más amable para los "profanos" en la materia.