En 1988 nacieron tres
niños en la pequeña ciudad de Bovenmeer: Laurens, Pim y Eva. Durante la
infancia, y debido a la difícil situación familiar que vivía, la niña se volcó
en su amistad con sus compañeros. Al llegar a la adolescencia, y azuzados por
una incipiente curiosidad sexual, los chicos iniciaron un escabroso juego que tendría
graves consecuencias para ellos. Transcurridos trece años de ese último verano
juntos en que todo se desbocó, Eva regresa a Bovenmeer dispuesta a ajustar
cuentas con el pasado.
Esta es una de ésas novelas difíciles de reseñar. Primero, porque desde que
se publicó en Bélgica allá por 2015, ha entrado en una bola creciente de
popularidad que ha hecho que la veamos hasta en la sopa. Segundo, porque viene
avalada por varios premios y una buena dosis de controversia, dos ingredientes
que nunca fallan a la hora de azuzar a cualquier lector que se precie. Y
tercero, por la novela en sí misma, por su contenido y por la forma de
contarlo. Cómo se las gasta Lize Spit, amigos.
Eva vuelve a su localidad natal, Bovenmeer, después de años
de exilio, con la excusa de participar en un homenaje a Jan, fallecido cuando
ambos eran apenas adolescentes. Pronto sentiremos el peso que arrastra Eva,
focalizado en ese enorme bloque de hielo que transporta en el maletero del coche,
y que la llevará a recorrer su infancia y adolescencia junto a los otros dos
niños que nacieron el mismo año que ella: Laurens y Pim.
La infancia y los primeros compases de la adolescencia de
Eva no son precisamente un terreno fácil ni agradable de pisar. En el hogar
familiar, Eva sólo halla refugio en la figura de su hermana pequeña, Tesje,
aquejada de un mal que la obliga a repetir rituales absurdos de forma
constante.
Estructurada en varios tiempos, con constantes saltos
adelante y atrás en el tiempo, "El deshielo" es una novela
tremendamente exigente, que requiere una buena dosis de paciencia para entrar
en ese clima cerrado, opresivo, de la infancia de Eva en Bovenmeer. Splitz se vale
de un entorno rural, de ésos dados a la maledicencia y la rumorología, de ésos
en los que uno vale más por lo que calla que por lo que cuenta, y en él coloca
a Eva, Laurens y Pim en pleno despertar sexual. Una transición especialmente
compleja en esta historia, que en más de una ocasión va a dejar al lector sin
aliento, más por la dureza de lo que cuenta que por el ritmo de la novela, que
es más que pausado. No por ello decae el interés del lector, que se ve inmerso
en una trama que va in crescendo
hasta que, en las últimas cien páginas, te golpea con contundencia. Fueron varias
las veces en las que tuve que cerrar el libro para tomar aire, yo que pensaba
que tenía el estómago curtido para estos menesteres.
Supongo que si habéis leído hasta aquí, no queda nada claro
si la novela me ha gustado o no. Personalmente, sí. Me ha gustado la narrativa,
pausada y con carácter, de Lize Spit. Me ha gustado que, después de tantas
novelas negras a las espaldas, haya conseguido doblegarme como lectora,
especialmente en las últimas cien páginas, y me haya obligado a tomar aire. Me
ha gustado, pero no lo hará a todo el mundo, ese final tan necesario. ¿La
recomendaría? Sólo a lectores con cierto bagaje y buena capacidad para encajar
los golpes. ;)