El Hotel Iris se halla junto al mar, en una pequeña
localidad costera. Por él transitan los turistas, con la sal pegada a la piel,
ajenos a la decadencia apenas perceptible que puebla sus paredes, con la
pintura desconchada en los rincones. Pocos reparan en Marie, la joven tras el
mostrador de recepción. Ni siquiera prestan atención a su pelo, recogido en un
moño perfecto, a su mirada sumisa, a sus diecisiete años ansiosos de acumular
experiencias. En el Hotel Iris se aloja una noche un traductor entrado en años,
que acabará protagonizando un altercado en el pasillo con una prostituta. Su
voz despierta en Marie algo cuya existencia ella desconocía. Y así se inicia
entre ellos una historia difícil de calificar, con tantas formas de entenderla
como lectores se aproximen a ella.
Reconozco que tenía muy buenas referencias sobre Yoko
Ogawa, especialmente de su “Lecturas de los rehenes”, y muchas ganas
de adentrarme en el particular universo de esta autora japonesa que es
conocida, sobre todo, por su capacidad para crear escenas perturbadoras. Al
final, el azar quiso que me estrenara con ella con este “Hotel Iris”, una novela bastante menos conocida que aquella pero
igualmente representativa de su estilo.
Y es que estamos ante una historia incómoda y densa en todos
los sentidos. Quizá la mayor sencillez esté en la narración de la japonesa, que
fluye con aparente simpleza, haciéndola asequible a cualquiera que se aproxime
a ella. Mucho más compleja resulta en el plano emocional. La relación que surge
entre el traductor y Marie provoca en el lector sensaciones encontradas, entre
la atracción y la repulsión. Y entonces uno se acaba planteando en qué lugar
nace ese rechazo que sentimos, esa incomodidad que la misma Marie no siente,
pero si tú, como lector. ¿Hasta dónde llegan y de dónde vienen nuestros
prejuicios?
Los encuentros de índole sexual entre Marie y el traductor
van más allá del concepto que podréis hallar en cualquier novela calificada
como erótica. La narración resulta incómoda, excesivamente gráfica sin ser
descriptiva, a un tiempo, del acto sexual. Porque la esencia de la relación
entre ambos no es sino la sumisión de Marie, una niña sin padre, sometida
primero por una madre autoritaria que acaba extrapolando su forma de entender
la vida al plano emocional. Que no puede sentirse querida si no es a través de
la humillación.
Lo cierto es que esa atmósfera inquietante es una constante
en toda la novela, y van mucho más allá del terreno sexual. Ogawa consigue
transmitir un malestar palpable en otro tipo de escenas, como en la comida que
comparten Marie, el traductor y el sobrino de éste, donde uno acaba con la piel
electrificada por la tensión.
No es esta una novela para recomendar a nadie, sino una de
ésas que permite distintas visiones, y que dependerá mucho de cómo la entienda
cada lector. Es, sin lugar a dudas, una lectura triste, incómoda y ubicada a
años luz de la zona de confort. Pero reconozco que a mí me ha gustado
adentrarme en la obra de Ogawa, a la que tengo intención de seguir leyendo.
Ahora mismo no me entra algo así. Estoy para cosas más ligeras.
ResponderEliminarUf, aunque no tiene mala pinta, de momento no me apetece este estilo. Lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesos
Este no me lo llevo, los escritores orientales y yo no congeniamos.
ResponderEliminarUn beso
Hola Mara,
ResponderEliminarUfff!!! Sí, es para pensárselo... Igualmente, tengo que decir que los autores japoneses o literatura japonesa tiene un "no se qué",que personalmente, de cada vez me atrae más... a esta autora no la conocía... suelo leer a Murakami, que también tiene sus extravagancias, pero me gustaría ahondar más en otros autores japoneses... ;)
Pues yo creo que en esta ocasión no es para mí, pero gracias por tu reseña :)
ResponderEliminarOstras, me has dejado de piedra. Es que yo conozco a Yoko Owaga por sus novelas más dulces, tiernas y conmovedoras: "La niña que iba en hipopótamo a la escuela" y "La fórmula preferida del profesor". Y ahora leo esto tan perturbador y sexual y me quedó frita, ¿seguro que es la misma autora? Leí hace un tiempo (no recuerdo donde) que Owaga tenía una serie de novelas "más occidentales" porque quería vender fuera de su país (supongo que se refiere a las dos que he leído yo) y que luego tenía su obra más personal, como este "Hotel Iris". No sé, me quedo con la ternura ;-) Bss
ResponderEliminarCreo que esta no es para mí.
ResponderEliminarUn besazo
Uy que complejo, aunque me ha dado curiosidad sobre todo el que dependa de la perspectiva de cada lector. Tendría que pensarlo
ResponderEliminarUn beso!
Pues me has picado la curiosidad que ya de por sí tengo con los autores orientales; la voy a apuntar e investigaré un poco antes de decidirme.
ResponderEliminarUn beso
Solo he leído un libro de la autora que me gustó mucho y tengo ganas de repetir pero esta no me llama nada
ResponderEliminarBesos
De Yoko Ogawa leí La piscina, y me resultó una narrativa un tanto distante. Esta que reseñas no termina de convencerme. Besos.
ResponderEliminarLa voy a dejar pasar, no estoy ahora para este tipo de lecturas, además que los autores orientales siempre me cuestan
ResponderEliminarBesos
No sé, estoy en un momento en que una lectura de ese tipo me puede dejar noqueada para una temporada y como que no me apetece mucho. Besos.
ResponderEliminarAtmósfera perturbadora, inquietante... Me llama mucho. Y veo que aquí Ogawa cambia de registro. Apuntada me la llevo.
ResponderEliminarBesotes!!!
A mí la literatura oriental me cuesta, pero si ya me la calificas de incómoda la dejo pasar. No creo que sea una historia de la que disfrutara, aunque disfrutar lo que se dice disfrutar, por lo que cuentas, no disfrutaría mucho nadie en el sentido literal de la palabra.
ResponderEliminarBesos
Me ha encantado tu reseña. Sólo he leído a un autor japonés y no me convenció su historia, pero sí que tengo intención de continuar leyendo a autores japoneses. Sin duda esta es una historia curiosa, pero me llama mucho la atención lo de que consiga sacarnos de la zona de confort y hacernos reflexionar...Me la llevo sin duda ;)
ResponderEliminarBesitos
¡Hola!
ResponderEliminarEn mi caso ya había leído otros libros de Yoko Ogawa anteriormente, y sinceramente, estoy enamorada de su forma de escribir, de su forma de crear las historias. Pero en esta novela no he disfrutado del todo, he tenido sentimientos encontrados y he tenido bastante recelo en cuanto a la relación sentimental. Las actitudes tanto de uno como de otro hacían que tuviera ese recelo, las humillaciones y las actitudes tan sumisas.
Coincido contigo en lo de la atmósfera, además es algo común en Ogawa, suele crear unas atmósferas increíbles e inquietantes. Y también coincido en que no es un libro para recomendar a la ligera, yo personalmente no me atrevería a hacerlo.
Espero que sigas leyendo a la autora y que la disfrutes. Anímate con 'Lecturas de los rehenes', yo lo he disfrutado mucho.
Un beso
Los pocos contactos que he tenido con la literatura japonesa no acabaron de gustarme y si me dices que esta novela es algo densa...lo dejo pasar. Besos
ResponderEliminarDelicada lectura pues...
ResponderEliminarbesos.
Me gusta mucho la literatura nipona y esa particular musicalidad que suelen compartir sus títulos
ResponderEliminarMe apunto este, me ha parecido interesante
Besos
Vaya, pues qué lástima, porque el título y la portada son bastante sugerentes.
ResponderEliminarUn beso ;)