“Estábamos muertos y podíamos respirar”.
Con esta cita de
Paul Celan, enmarcada entre otras de Faulkner y Alejandra Pizarnik, arranca “La
mala luz” de Carlos Castán. Una obra densa, terriblemente intensa, rebosante de
tristeza y malestar. No es casual la elección de ésos tres nombres, ni un
intento de aparentar intelectualidad. Es una simple declaración de intenciones.
Paul Celan, el poeta alemán de origen judío que se suicidó arrojándose al Sena
una madrugada de 1970, es el alma del personaje de Jacobo. Ambos arrastran un
sufrimiento atroz por la muerte de sus padres en campos de concentración
alemanes. Ambos conviven, convivieron, con la depresión y un miedo paralizante.
También Alejandra Pizarnik, poeta argentina, se quitó la vida después de un
calvario de enfermedades mentales, dejando un legado lleno de amor, soledad y
muerte.
Porque “La mala luz” habla de eso, de la muerte. Carlos
Castán nos adentra en las mil versiones con las que la dama puede doblegar al
ser humano: el suicidio, entendido como idea seductora y hermosa (Y percibir confusamente cómo lo terrible se
va volviendo suave para ti al tiempo que le nacen garras a lo bello y ya todo
es lo mismo y ya todo da igual); la muerte emocional del hombre que lo ha
perdido todo (Las calles, el mundo,
incluso cualquier habitación en la que yo me encontrase habían quedado
convertidas en pura intemperie); la muerte que obtenemos hoy a cambio de
vivir demasiado (Vive tanto ahora un ser
que acaba por tragarse muchas más penas de las que le caben); la muerte, la
más atroz, vista desde la óptica de los objetos y las personas que se quedan (la muerte es ese trozo de mesa en el que
falta una taza de café con leche).
Los libros, la literatura, su presencia en nosotros, en
nuestras vidas, en lo que somos y quisiéramos ser, ése es el otro gran pilar
que sustenta “La mala luz”. Castán aprisiona en su narración pequeños relatos,
siempre henchidos de tragedia, acerca de autores, novelas y versos. No como un
aparte, sino formando parte de lo que nos está contando. Incluso sus personajes
están teñidos de la personalidad de los autores que leen, como le ocurre a
Jacobo con Celan. O como le ocurre al narrador, cuando dibuja su idea de la
muerte.
Borrar, como el suicida de Borges, cada cosa y la suma de las cosas (…)
Notar cada vez más cerca el olor de los fúnebres ramos de Rubén Darío, la cera
fría, el terciopelo negro y también los pájaros de Juan Ramón, esos que tras la
ventana se quedarán cantando.
Aparece también, como es inevitable si se habla de libros y
de muerte, el amor. Un amor asfixiado por el yugo de la culpa, llegado a
destiempo y con la cruz ya hecha.
No es “La mala luz” un thriller, ni importa demasiado quién
mató a Jacobo ni por qué ocurrió. Importa lo que queda: la soledad, lo que se
quedó a medio leer, a medio hacer. Castán construye una historia trágica y gris
como su portada, que resulta a la vez tan sugerente y evocadora como su
contenido. “La mala luz” es una narración íntima, tanto que agobia y asfixia,
tanto que no hay espacio para nadie más allá del narrador y el lector, en
estrecha comunión. Una novela para leer despacio, saboreando las letras
enredadas en larguísimas frases, degustando el serpenteo de palabras, su
sonoridad, permitiéndose el lujo incluso de leer algún párrafo en voz alta para
uno mismo.
Una lectura obligada para aquellos que aman los libros, que
no tienen miedo de enfrentarse a la intensidad de una novela que te estremece y
te ahoga pero que te habla de ti mismo con dolorosa franqueza.
Para estos momentos no me llama, pero no lo descarto en otro momento más adelante
ResponderEliminarHola Mara no me llama demasiado y no sé si disfrutaría con la lectura, por lo que de momento lo dejo pasar. Gracias por la reseña.
ResponderEliminarComo ya te comenté en el post anterior, me interesa mucho este libro. De hecho, ya me hice con un ejemplar y voy a leerlo. Lo que llama tanto la atención son los hijos de las víctimas de campos de concentración alemanes. Quiero leer unos libros de no ficción, sobre todo reportajes, pero también memorias y ensayos, acerca de sus experiencias y vivencias, y la novela de Castán será el toque de ficción a estas lectruras tan duras. Gracias por la recomendación.
ResponderEliminarsaludos
Pues ya sabes... sigo buscando el momento para este libro que lleva meses en mi estantería. Empiezo a pensar que quizá yo misma me esté poniendo excusas porque me da miedo enfrentarme a él y no estar preparada para su lectura. Pero me atrae tanto tanto lo que cuentas que voy a tener que dejarme de historias y crear yo el momento ;)
ResponderEliminarBesos y gracias por esta fantástica reseña.
Había leído solo los dos primeros párrafos de tu estupenda reseña sobre esta novela y ya pensaba "que lectura tan intensa", me lo confirmas al final. Conocía la novela por una reseña de Mientras Leo y ahora de nuevo me la encuentro aquí. Tremenda, por lo que cuentas, de esas lecturas a las que enfrentarse bien desayunada. Me la reservo para cuando me apetezca tamaña hazaña (porque es una hazaña cuando un libro te trasmite tanto). Bss
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarPues me la apunto. Aunque parece ser una obra bastante dura creo que es de las que se te quedan dentro y te hacen reflexionar. Y como amante de los libros que soy tengo que leerla.
Besos!
No sé, en este momento lo dejo pasar porque no me atrevo mucho con este tema. Tal vez en otra época me lo piense.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Hola! Te he nominado a los Liesbter Awards! :) Pásate por mi blog para verlo
ResponderEliminarVaya, pues hablas de él bastante bien, y la verdad es que lod el thriller me tiraba para atrás pero viendo que se centra en otras cosas le daré una oportunidad<3
ResponderEliminarNo la conocía... quizá la lea, pero no me apetece ahora mucho un libro que hable de muerte.
ResponderEliminarBesos.
No conocía ni la novela ni a su autor pero ahora mismo no es una lectura que me apetezca demasiado, me da la sensación de que es uno de esos libros que necesita un momento concreto para ser leído y disfrutado
ResponderEliminarBesos
Estoy segura, por lo que te ha trasmitido que es un buen libro... Lo apunto para más adelante porque ahora mismo no podría con algo así
ResponderEliminarUn beso
No conocía este libro pero la verdad que por ahora no creo que lo lea... Quizás más adelante me anime :)
ResponderEliminarUn beso!
Apuntadísimo lo tengo, y espero hacerme con él en breve y disfrutarlo.
ResponderEliminarGracias por tu reseña. Besos
Tengo muchas ganas de leer este libro, aunque creo que requiere un estado concreto, pero quiero hacerme con él. Estupenda reseña. Un besote!
ResponderEliminarNo se si hoy por hoy disfrutaría de la lectura, ya que por lo que cuentas hay que estar preparado y saber a que tipo de libro te enfrentas...
ResponderEliminarBesos!!
Ahora mismo lo veo demasiado denso y quizás asfixiante... y no creo que esté para una lectura así, aunque adoro a Pizarnik. Besos.
ResponderEliminarUna novela que se vendió como un thriller pero que es mucho más que eso, un camino literario maravilloso en el que dejó de importarme el fin para disfrutar de cada página. Ni sé los fragmentos que fui copiando en mi libreta. Demasiados pensaría si no fuera porque quise copiar el libro entero.
ResponderEliminarEse amor entre tanques, la biografía en los estantes y esos detectives que saben tu vida...
Caí rendida a los pies de Castán
Besos
Si tanto transmite esta novela, tengo que leerla. Me has dejado con muchas ganas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me la guardo para cuando tenga un momento de lucidez. Este tipo de novelas aunque cuestan trabajo suponen una satisfacción.
ResponderEliminarNi siquiera había oído hablar del autor pero me has puesto los dientes largos. Me la apunto sin duda para los próximos meses. De vez en cuando este tipo de libros me resultan imprescindible entre tanta vorágine, sobre todo cuando no me planteo tanta cantidad en favor de la calidad :)
ResponderEliminarBs.
Como amante de los libros me veo obligado a leerlo, aunque a primera vista no me atraía demasiado. 1beso!
ResponderEliminarCon tu satisfacción me llega para llevármela. No me dan miedo estas novelas que se te meten tan adentro. Es más, suelo disfrutar mucho de ellas. Un beso!
ResponderEliminarOstras, pues me quedo un poco con una duda elefántica. Creo que ese matiz literario que propone me podría gustar, intuyo que es de esas novelas para disfrutar poco a poco y paladeando cada página. Y alguna de las citas que nos regalas me parecen tremendas. Pero también es cierto que a veces voy con cierto temor ante lo denso, que suelo diluirme con bastante facilidad a veces. Creo que me la llevo, pero para un momento en el que me encuentre menos disperso :)
ResponderEliminarUn besote, y gracias por traértela!
Me encanta lo que cuentas, aunque creo que es de esos que no se puede leer en cualquier momento... me lo apunto =)
ResponderEliminarBesotes
"Lo que somos y lo que queríamos ser..."
ResponderEliminarVaya tela. ¿Sabes? Tengo este libro pendiente desde hace tiempo, he visto varias reseñas (bastantes) pero ninguna hasta ahora me habían hecho sentir que tengo que leer este libro y que quizás encaje mejor en mis lecturas de lo que yo pensaba... Miedo a la intensidad (en un libro y en la vida) no tengo precisamente, ya sabes ;)
Gracias
Me quedo con la sensación de que tengo que esperar el momento oportuno para leerlo, no se, lo que tengo claro es que no es ahora
ResponderEliminarBesos
La mayoría espera a leerlo cuando ya estén muertos. Entonces, meteremos el libro en el ataúd porque habrá llegado el momento.
ResponderEliminarEsta entra en los posibles aunque no va a ser fácil. Demasiada tristeza y desesperanza junta, y dolor. Pero son emociones al fin y al cabo.
ResponderEliminarBesos