Lucrecia Vázquez
trabaja como «negra» literaria para una gran editorial y convive como puede con
el síndrome de Tourette, que le provoca multitud de tics. De inteligencia
brillante y personalidad muy compleja, ha construido un mundo a su medida
dentro de las cuatro paredes de su apartamento de Barcelona, del que apenas
sale.
Cuando la escritora de best sellers
Dana Green aparece muerta en un pueblecito del Montseny, la policía descubrirá
pronto que Lucrecia iba a reunirse con ella para escribir el nuevo libro de la
famosa novelista, que en el momento de su muerte estaba sumida en una profunda
crisis creativa.
Dana Green ha sido asesinada de una
manera espantosamente cruel. ¿Es posible que sea obra de algún perturbado? ¿O
hay que buscar al culpable mucho más cerca? Convertida en sospechosa, Lucrecia
tendrá que demostrar que el asesino no tiene nada que ver con ella. ¿O tal vez
sí…?
Hace un par de días que terminé de leer “La escritora” y aún
no he terminado de digerirla. Normalmente, cuando me siento a reseñar una
novela, tengo claro qué quiero destacar de ella, qué me ha gustado más y qué
menos, y a eso me limito. Pero en este caso, tengo la duda de si he entendido
como debía el propósito y el tono de esta historia. Intentaré recoger aquí mis
sensaciones, lo que a mí me ha transmitido, aunque si estás leyendo esto, debes
saber que te arriesgas a que yo no haya entendido absolutamente nada y mi
percepción sea errada de principio a fin.
Y es que en este caso en particular, siento que la forma en
que el lector decida leer la novela será clave en su disfrute. Quizá al inicio
yo esperaba una novela negra al uso, y aunque comparte con ella los
ingredientes propios del género, a “La escritora” le falta querer ser eso
mismo. Los crímenes que ocurren, el romance que se va gestando, incluso sus
personajes, resultan tan excesivos que es difícil tomárselos en serio. Y ahí es
donde te das cuenta de que todo es una enorme ironía, de que esta novela negra
pretende, precisamente, reírse de un género que últimamente mueve mucho dinero
en el mundo editorial y que cada vez, necesita irse más hasta el extremo para
poder venderse. De ahí las ratas y el romance imposible, quizá.
Y precisamente en ese mundo ahonda también Carmen Conde en
su novela, un universo literario plagado de mentiras, escritores que no
escriben, de editores que fuerzan hasta el imposible la máquina de hacer
dinero. Y más allá de ello, los estereotipos que subyacen en el mundillo
literario, fantásticamente representados en las estanterías de Dana Green,
plagada de highlanders y novelas de alto voltaje con contraposición con los
estantes de Lucrecia, poblados por los clásicos.
Al igual que su trama, sus personajes también resultan excesivos, esperpénticos en ocasiones, con una Lucrecia afectadísima por el Gilles de la Tourette y un pasado que no puede ser más terrible, y ése Gerad impulsivo hasta la médula, leal, capaz de dejarse subyugar por la peculiar ausencia de belleza de su partenaire. Ambos se embarcan en una trama realmente adictiva, que se cuenta a buen ritmo, como debe de ser, y se salpica de unos diálogos realmente divertidos en ocasiones, hasta un final abierto que personalmente, me ha gustado.
Así he entendido yo “La escritora” y así os lo cuento. Quizá
no la recomendaría para cuando necesitamos una novela de alto voltaje, sino más
bien como lectura ligera, entretenida y desenfadada, que sabe reírse de sí
misma y de muchos de los cánones literarios vigentes.
Desde el principio no me atrajo esta novela y aunque sé que lo habéis pasado muy bien con su lectura no me animo.
ResponderEliminarUn beso
Pues a ver que me parece a mi que la leo en breve.
ResponderEliminarUn beso ;)
Pues has hecho una interpretación genial Mara. Yo la he vivido más superficialmente esta vez, seguramente porque mi mente estaba llena de otras preocupaciones más cercanas. Pero eso no quita para que comparta la opinión que expresas. Bien podría ser todo eso que apuntas ¿por qué no?
ResponderEliminarBs.
Me suena ese tipo de trama metaliteraria y si cae en mis manos lo leeré. Gracias por tu recomendación. Besos
ResponderEliminarPues eso, entretenida y ligera. Hay veces que no pedimos más.
ResponderEliminarBesos.
Hola guapa!
ResponderEliminarLa tengo pendiente así que he pasado de puntillas; tengo intención de leerla el mes que viene.
Un beso
Aver , si la leo seguro que la disfruto, pero con tantos libros esperando a ser leídos...creo que de momento la dejo pasar
ResponderEliminarUn beso!
Jajaja, no sabes cómo me río con tus reseñas!!! Como bien dices cada uno interpreta los libros de una forma; ahí está la magia. Fíjate que a mí Lucrecia, aunque excesiva, me ha conquistado. Qué culpa tiene la pobre de padecer ese Síndrome y Gerard me ha parecido entrañable. He disfrutado mucho, en general, menos de esos animalitos...y mira que hay unos cuantos.
ResponderEliminarBesos
No termina de llamarme esta vez, así que con tanto pendiente, prefiero dejarla pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
Al fin y al cabo la novela te ha dejado reflexionando y eso ya es un punto positivo.
ResponderEliminarLa verdad es que no la conocía pero me ha llamado la atención.
Besos!
No me termina de llamar, de todas formas no veo tu opinión demasiado entusiasta.
ResponderEliminarUn beso ;)
No lo descarto, pero tengo mis dudas con este libro. Ya veremos más adelante. Un beso!
ResponderEliminarYo la tengo entre mis libros pendientes de leer. Y ha avanzado unos cuantos libros al leer tu reseña.
ResponderEliminarSaludos y me quedo por tu rinconcito!
He terminado de leer el libro en estos días de fiesta y no quería leeros hasta haberlo hecho... pues mira que algunas de las sensaciones que comentas las he tenido yo también, ese runrun de que la autora escribe una buena novela negra pero estirando mucho el chicle, forzando muchos los límites... Se nota que le gusta mucho la novela negra pero no quería escribir una más, sino reírse y hacer autocrítica del género. Y Lucrecia no me ha caído nada bien, lo siento mucho por ella :)
ResponderEliminar¡Besote!
Esa especie de desorientación lectora tras la lectura me ha ocurrido varias veces. Da la impresión de que a veces las lecturas nos superan, no por complejas necesariamente. Ese "ir más allá" de la propia historia es muy subjetivo a veces, dos lectores podemos verlo de formas bien distintas.
ResponderEliminarCreo que si llego a animarme con "La escritoria" puede que sea precisamente por ese afán por romper un poco los cánones, fíjate. No me ocurre siempre, pero a veces me apetecen lecturas así.
Un besote!