sábado, 19 de abril de 2014

"Consummatum Est", por César Pérez Gellida

"La muerte alberga tanta belleza que asusta a las mentes estrechas. No a mí"

Consummatum Est. Se acabó. Todo está cumplido.
La trilogía protagonizada por el inspector Ramiro Sancho y el sociópata, asesino y encantador Augusto Ledesma llega a su fin, y lo hace dejándonos con ese vacío que se te queda dentro cuando uno acaba un libro que ha leído despacio a conciencia, para saborearlo, para exprimirlo, para que no se terminara. Consummatum Est se lee con avidez, queriendo correr y echar el freno a un tiempo. A ratos se lee con una sonrisa franca, como la que se le imagina al pelirrojo; a ratos se lee hasta con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta que te coge desprevenido y desarmado.

En la primera mitad del libro, César Pérez Gellida nos toma del brazo y nos invita a un viaje por Europa siguiendo la estela de cadáveres que un Augusto totalmente descontrolado o, quizá, más bajo control que nunca, va dejando a su paso. Desde la gélida Islandia hasta la vuelta en Valladolid, pasando por Alemania, Polonia o Irlanda; nuestros (porque son un poco nuestros ya) personajes se despliegan y toman posiciones. Los viejos conocidos del inspector, Gracia Galo y Erika Lopategui, junto con el comisario Ólafur Olafsson, cierran filas en torno a Sancho y se conjuran para dar caza al asesino. Todos ellos conforman uno de los pilares de esta historia, una de las bases más sólidas en las que se sustenta. Caracteres definidos, coherentes, fuertes, que dejan su impronta en los diálogos, más sólidos aquí incluso que en las dos novelas anteriores. Mención especial a la incorporación del comisario Olafsson, con el que Sancho terminará entablando una entrañable relación, y que se merece un spin off para él solito (y su jauría).

La segunda mitad es, simple y llanamente, un regalo para los que hemos leído con gusto la trilogía. El clímax final, el más esperado, no se produce entre ruido de petardos ni fuegos artificiales. No hay giros imposibles, no hay sorpresa final, no hay agotadoras escenas de acción. Nada de eso. Aquí, la prosa del autor se vuelve más contundente, casi violenta; la atmósfera, más asfixiante. Sancho y Augusto. Augusto y Sancho. Cada cual frente a su némesis, su adversario perfecto, cada uno con sus armas sobre la mesa. La narración se hace tan intensa que incluso se hace necesaria la introducción, con mucho acierto hay que decir, de un elemento que alivie la carga psicológica del momento. Aquí, en estas páginas, están encerradas las mejores líneas de estos "Versos, canciones y trocitos de carne". A todos los niveles.

Consummatum Est recoge la esencia de los dos libros anteriores y la eleva. Ciudades, literatura, poesía, música. Emociones.
Enrique Bunbury, Rammstein, Love of Lesbian, Vetusta Morla, Placebo o Nacho Vegas ponen música a los versos y la carne que "Consummatum Est" va dejando en sus páginas. Siempre con tino, acompañando estados de ánimo y momentos cruciales. Si, como en mi caso, esas canciones están ya en tu cabeza y te han acompañado durante años, la novela se convierte en una experiencia absolutamente sensorial, invasiva. Mención especial a ésa "Song to say goodbye", que me sorprendí leyendo con lágrimas en los ojos, y con una extraña sensación de empatía hacia Augusto, un personaje detestable que, sin embargo, termina apuñalándote en el estómago, donde nacen las emociones más viscerales, las que no te esperas.

Al final, el oficio de escribir (bien) va de eso. De asestar un golpe que haga que un personaje, o un instante, o un fragmento, o un estilo, se grabe en la retina del que lee. Memento Mori y Dies Irae hicieron camino para que Consummatum Est sea eso, una novela que consigue meter a sus personajes en ese grupo de inolvidables, fetiches del universo lector.

9 comentarios:

  1. Magnífica reseña! Nada más que añadir.... Realmente, una trilogía suprema!
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sobre todo con esa lectura en grupo, que me ha encantado!
      Besos

      Eliminar
  2. ¡Me ha encantado tu reseña! De hecho no sabía nada de esta trilogía, pero me has dado muchísima curiosidad por ella. La buscaré en librerías, honestamente no tengo ni idea si estará pero ojalá que la tengan :) Me ha gustado mucho tu blog, ya te sigo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Fernanda, puedes encontrar la trilogía seguro en Amazon.
      Besos!

      Eliminar
  3. Qué ganas, los quiero leer este verano. Ya tengo los ogtros dos, me queda este. Qué entusiasmo tenéis todos! Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que los disfrutarás un montón, y encima, los podrás leer de una tacada, ¡menudo ataque al corazón!
      Besos.

      Eliminar
  4. Qué reseñón, me ha encantado! :)

    También tuve esa sensación al toparme con Augusto en esta Consummatum Est. Un personaje que ha perdido bastante de ese control que la caracterizaba en las entregas anteriores, como bien mencionas. Y lo mejor, sin duda, esos compases finales en los que César no necesita demasiadas vueltas, ni giros espectaculares, para conquistar al lector. Sólo su prosa, esa tensión psicológica que transmite, esos versos y esas canciones.

    Un beso!

    ResponderEliminar
  5. Me ha gustado mucho, tengo la reseña pendiente porque no sé bien como expresarme

    ResponderEliminar