Mágico.
Sombrío.
Impenetrable.
Pocas veces un título
resulta tan elocuente, tan revelador de su contenido.
La prosa de Oates es pura
magia, el juego de una experimentada prestidigitadora en el que nada es casual.
Cada signo de puntuación, los adjetivos, el uso de la cursiva… todo es
intencional y parece estar cuidadosamente colocado para provocar algo en el lector.
Y sin embargo, la narración de la neoyorkina resulta tan fluida y natural, tan
creíble, que parece que estuviese contándole a uno, café mediante, lo que le
pasó a un conocido común.
Sombrío es el universo
que recrea a través de los trece relatos que conforman este volumen, retratando
con una limpieza pocas veces vista las miserias del alma humana. Cada narración
resulta una especie de fogonazo de luz que retrata, con todas sus luces y
sombras, un sentimiento o un estado de ánimo, la complejidad interior del ser
humano. Pone el foco de forma especial sobre la mujer: aborto, dependencia
emocional, enfermedad. Se acerca a temas que son dolorosos, áridos, y sin
embargo, nunca resulta su narración tétrica o sentimentaloide, sino lúcida.
Cuando uno lee a Oates, es inevitable convivir con la sensación de que estamos
ante una mujer tremendamente inteligente, con una habilidad para leer emociones
tan grande como la que tiene para (d)escribirlas.
Impenetrable resulta casi
siempre el carácter de la historia en la que nos vamos a adentrar. Uno se
aproxima a ella confiado, sin ver venir el revés emocional que te aguarda tras
unos primeros párrafos de anodina realidad. Cada relato es un zarpazo, más o
menos cruel, pero siempre inesperado. Así, un viaje en coche se convierte en un
periplo emocional por el interior de la mujer sentada en el asiento del
copiloto, o un pequeño santuario al borde de una carretera se convierte en el
lugar que da voz al fantasma que habita en él.
Los relatos de Oates,
cada uno en su extensión, conforma una historia completa, que no deja esas
sensaciones propias del género en las que uno echa de menos algo más de
profundidad y tiempo para encariñarse con los personajes y dejarlos marchar al
final. Todos ellos transmiten una idea completa, circular, y ofrecen al lector
la posibilidad de llevarlos a su terreno, de ponerse en la piel de los seres
que los habitan, porque todos estamos familiarizados con aquello de lo que nos
hablan.
Me ha gustado mucho
también ver parte del mundo en que se desenvuelve la autora plasmado en algunas
de sus historias. Las alusiones al Nobel, con el que tanto se ha asociado su
nombre últimamente, en un tono casi despreciativo, como un clímax al que ningún
escritor debería llegar; la crítica literaria, que igual ensalza que destroza
entre sus garras a un autor; o su violento retrato de la docencia
universitaria, dibujada como un microcosmos de marcado carácter patriarcal en
el que la mujer sigue siendo vista como un ser inferior.
Ya veis que mi primer
acercamiento a la literatura de Carol Joyce Oates ha sido ha sido más que
grato. Las trece historias que componen “Mágico, sombrío, impenetrable” están
narradas con exquisitez pero además, todas ellas nos tocan de una forma u otra
y dejan poso tras de sí, de tal forma que resulta difícil acabar un relato y
enlazar con el siguiente, ya que el lector necesita un instante de reposo con
el que sacudirse la resaca literaria. Y eso, dada la extensión de cada
historia, es todo un logro.