Los años no me han hecho espabilar. Títulos como éste, de Amanda Stevens, me hacen darme cuenta de lo cándida e inocente que sigo siendo. Cuando era (más) joven, debí leer demasiado a Poe, Bécquer y Rosalía de Castro, todos tan lánguidos y románticos, porque ahora, es ver un cementerio en portada y allá que voy yo, rauda y veloz. Soy una criatura inocente y susceptible de engaño, me doy cuenta.
Vaya por delante, merece la pena aclararlo, que no me gusta la novela romántica tal como la entendemos, de personajes planitos y tramas más bien ñoñas y predecibles. Obviamente, no meto en esta categoría cualquier novela que se sustente en la relación (amorosa o no) entre sus protagonistas. No hablo de Somerset, o de Pérez Reverte o de las hermanas Brontë. Hablo de otra cosa.
"La restauradora" no es un thriller paranormal (ni mucho menos) ni una historia de fantasmas (aunque los haya), sino más bien una novela romántica al uso con asesinato(s) de por medio. También hay fantasmas, pero muy peculiares ellos, ya que nuestra intrépida chica consigue hacerles creer que ella ni les ve, ni les siente ni les padece. Así consigue mantenerles a raya y que no le roben la energía. O algo así.
Al estilo de las novelas de Karen Rose, pero con menos sangre y con una protagonista con algo menos de gancho (y eso que las chicas de la señora Rose no son, precisamente, Madame Bovary), Amelia resulta ser un cruce imposible entre la Melinda Gordon de "Entre fantasmas" y la indescriptible Anastasia Steele, la de Grey. De hecho, hay instantes en los que crees que aparecerá la diosa que Amelia lleva dentro y hará una pirueta con triple mortal antes de morderse el labio inferior y caer tras una de las lápidas en las que trabaja. Su narración en primera persona, cosa que ya en sí misma me exaspera bastante los nervios, cae una y otra vez en lo dura que es su vida y en lo seductor, romántico y ancho de espaldas que le resulta el inspector John Devlin, segundo de abordo en la historia. Si ella es sosa y aburrida, él no se queda atrás. Muy atormentado, muy triste, acosado por fantasmas del pasado... Muy todo, pero el pobre parece no enterarse ni de por dónde le da el aire. Lo que decíamos. Personajes planos, planitos, sin aristas, sin ángulos, sin sal, sin nada.
Exceptuando el capítulo con el que arranca la historia, en la niñez de Amelia, que sentará las bases de la trama y que sí que tiene cierto encanto aunque parezca narrado por un niño de primaria, el resto es lo de siempre. Chica conoce chico, relación complicada, nos rozamos, investigamos un poquito, ahora estamos atrapados... Oh, sorpresa, otro cadáver. Y eso. Aderezado todo con una prosa sosa, reiterativa, cursi. No es que sea sencilla. Es que da la sensación de que la autora no da para más.
Ni el protagonista masculino (que pese a lo ancho de su espalda, te deja más fría que un témpano) ni los secundarios tienen el carácter suficiente para salvarte del aburrimiento. Todos están dibujados a grandes rasgos, quizá porque este es solo el primer volumen de una saga que promete, si no me equivoco, cuatro títulos más, titulada "La reina del cementerio" (sí, el subtítulo ya me debería haber escamado). Eso sí, la trama de asesinatos se cierra en este primer tomo. Lo que no os voy a contar es cómo, pero confieso que si el desarrollo del libro me ha parecido algo más horrible que un cólico nefrítico, el final es aún peor.
Pues eso. Una saga. Otra. Raro en estos tiempos que corren, en los que parece que se está perdiendo la capacidad de narrar historias en poco espacio. Y eso puede estar bien cuando uno tiene mucho que contar. Pero no parece que sea el caso.
Ya de entrada no me llamaba demasiado esta novela, pensaba que era otro tipo de libro pero después de leerte tampoco creo que me anime y si forma parte de una saga menos, me dan mucha pereza
ResponderEliminarBesos
Yo es que esta moda de las sagas no la entiendo, ¡qué modas!
EliminarBesitos!
Hola Mara, seguro que ahora te acercarás a los cementerios con otro pensamiento. Por el momento no pensaba leerlo y siendo saga y con tantos libros pendientes, lo dejaré pasar. Gracias por tu reseña que he disfrutado aunque siento que a ti no te haya sucedido lo mismo con el libro.
ResponderEliminarPues vaya, te confieso que a mi la portada también me llamaba poderosamente, que bien que me hayas sacado del error...
ResponderEliminarBesos
Igual te animas y te llevas una sorpresa, no te digo yo que no, pero a mi... nada de nada.
EliminarMuak!
Ya no me llamaba demasiado la atención, pero chica, me lo has aclarado todavía más el tema.
ResponderEliminarBesotes
Ya me parecía que no era para mí pero tu opinión me lo confirma del todo.
ResponderEliminarBesos.
Uf, me la había llegado a anotar al principio por esos tintes sobrenaturales que promete al principio y que me gustan. También soy un poco engañable, qué le voy a hacer. Pero creo que me desorienta y me desanima tanta carga más próxima al romance. Y si forma parte de una saga, ya ni hablamos, que me he aventurado con demasiadas. Es cierto que es demasiado el boom. Todo un problema para los que preferimos más bien lo autoconclusivo.
ResponderEliminarBesines!
Desde luego, yo diría que es ante todo una novela romántica. Y en cinco volúmenes, que me parece una barbaridad. Los tintes sobrenaturales para mi muy flojitos.
EliminarBesos!
Pues saga y más de lo mismo en mi diccionario es: gracias por no engordar mi lista de pendientes ;)
ResponderEliminarBesos
Es horrible cuando intentan alargar una historia que no da para más... La verdad es que es muy triste comercializar así de manera tan descarada e intentarnos vendernos la moto de esta manera....
ResponderEliminarUn beso, nos leemos!
Pues no coincidimos en absoluto, a mí me gustó. Creo que es una buena novela y está muy por encima de las de su género. La prosa es buena, concisa, bien elegida, la protagonista tiene carácter y hay varias líneas argumentales que se entrecruzan y mantienen el suspense. Cierto que no es Anne Rice, pero me parece una autora solvente. saludos.
ResponderEliminarSi ya lo digo yo, que hay tantas posibles lecturas de un libro como lectores se acerquen a él. Todo depende del cristal con que se mire. :)
EliminarUn abrazo.
Pues la dejo pasar,ya no me llamaba mucho...
ResponderEliminar